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El nombre Villa de la Tierra nació mucho antes de que encontráramos nuestra casa en España.
Y creemos sinceramente que haberle puesto un nombre con antelación fue lo que nos ayudó a atraer el lugar correcto a nuestras vidas.

El 12 de mayo de 2018 pasamos el día en Zwolle, donde por la noche asistiríamos a la boda de nuestros queridos amigos John y Gert. Mientras paseábamos por el centro, entramos en una pequeña tienda y vimos unos cuencos preciosos — exactamente el tipo de detalle que imaginábamos tener algún día en nuestra futura casa en España.
Los compramos, con la intención de guardarlos sin usar… hasta que llegara el momento de mudarnos.

Puede parecer un gesto pequeño, pero fue la primera manifestación física de nuestro sueño.

Sentados después en una terraza, disfrutando del sol, seguimos soñando.
Ya habíamos visto en internet que había muchas casas asequibles en la región de Valencia: fincas con encanto, casas tradicionales, chalets, villas… muchas con nombre propio.

Y surgió la pregunta:

“¿Cómo se debería llamar nuestra casa?”

Nuestra imaginación se desató una vez más.

Pensamos en todo lo que deseábamos:
Una casa espaciosa, rodeada de naturaleza, con jardín, piscina, tranquilidad y conexión.

Entonces recordamos doTERRA, la marca de aceites esenciales que usamos a diario para cuidar nuestra salud de forma natural.
El nombre significa “de la tierra” en portugués. En español: de la Tierra.

¿Finca de la Tierra?
¿Casa de la Tierra?
¿Villa de la Tierra?

Sí. Esa era.
Una villa hermosa, conectada con la naturaleza, que ofreciera paz, amplitud y sensación de hogar.

Así nació el nombre.
Y desde ese día, no buscábamos solo una casa…
estábamos buscando nuestra Villa de la Tierra.

Caminamos por las calles de Zwolle con una pequeña bolsa que contenía un trocito físico de nuestro sueño…
y un nombre que daría forma a nuestro futuro.

Dos manifestaciones de Villa de la Tierra — en un solo día mágico.

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